Chichicastenango

 CHICHICASTENANGO 


La segunda ciudad que conocimos en Guatemala fue Chichicastenango. Atrás quedó Antigua, sus calles empedradas, sus conventos en ruinas y sus casas de colores. Poníamos rumbo al norte para atravesar valles y montañas antes de llegar a la ciudad que acoge el mercado más famoso del país.

Esta ciudad cuyo mercado atrae a multitud de viajeros fue fundada cuando en 1524 los españoles conquistaron Q’umarkaj, la antigua capital del reino de los mayas quiché. Sus habitantes huyeron a Chugüilá, nombre maya que significa «sobre las chichicastes», o lo que es lo mismo, sobre las ortigas. Planta, que por cierto, los antiguos mayas utilizaban para efectuar castigos corporales. Fueron los mexicanos quienes bautizaron más tarde a la ciudad como Chichicastenango, aunque los mayas quiché la siguen llamando por su nombre original y casi todos la conocen como Chichi.

Chichicastenango es una de las ciudades más peculiares que se pueden visitar al viajar a GuatemalaEn ella siguen tan arraigadas las tradiciones como en pocos lugares del país. Existe en la ciudad una mezcla de fe católica y maya. Los masheños, naturales de Chichi, son fieles a sus creencias y siguen realizando las ceremonias que ya celebraban antes de la llegada del cristianismo. También en Chichicastenango se puede ver a más mujeres y hombres que en otros lugares del país vestidos con sus trajes regionales. Ellas usan güipil con flores bordadas a mano. Y ellos chaqueta de lana negra y pantalón corto cuando las cofradías sacan en procesión a los santos y los llevan alrededor de la iglesia de Santo Tomás rodeados por la multitud de vendedores y turistas que llenan las calles del mercado ese día.

En Chichicastenango pertenecer a un cofradía se ve como un privilegio social. Ser elegido cofrade es una gran honor, aunque mucha veces son esos cofrades los que deben sufragar los gastos de la hermandad. La cofradía más importante de la ciudad es la Santo Tomás, patrón de Chichi. Los domingos, antes de misa, los cofrades sacan en procesión al santo correspondiente. Ante él, un grupo de fieles suelen caminar portando una cruz o un medallón que representa al santo correspondiente.

Sin duda fue el mercado de Chichicastenango la razón principal para que incluyese esta ciudad en nuestra ruta . Siempre que puedo me gusta visitar los mercados de las ciudades por las que paso. Siendo el de Chichi el más conocido del país, no podía dejar de pasar por él. Sin embargo, al final lo que más me gustó de la ciudad fue la posibilidad de ver las ceremonias mayas y comprobar que en Guatemala se han conciliado doctrinas religiosas muy diferentes.

Qué ver en Chichicastenango

Antes de viajar a Guatemala solo relacionaba esta ciudad de la región de Quiché con su mercado. Sin duda fue ese famoso mercado la razón principal para que incluyese esta ciudad en nuestra ruta. Siempre que puedo me gusta visitar los mercados de las ciudades por las que paso. Siendo el de Chichi el más conocido del país y uno de los lugares imprescindibles que ver en Guatemala, no podía dejar de pasar por él.


Al llegar a Chichicastenango ya había leído algo sobre sus tradiciones, sus templos y la posibilidad de ver alguna ceremonia maya. Por eso, además de dedicar parte del tiempo a deambular entre los puestos de su inmenso mercado, visitamos sus iglesias y también su cementerio. Y confieso que al final lo que más me gustó de la ciudad fue la posibilidad de ver las ceremonias mayas y comprobar que en Guatemala se han conciliado doctrinas religiosas muy diferentes.

Mercado de Chichicastenango

El mercado de Chichi ocupa todo el espacio de la Plaza Principal de la ciudad. Si se mira desde un punto elevado, se ve toda la plaza cubierta por techos de hojalata y plástico. Bajo ellos se han ido formando estrechas calles por las que circular en el interior del mercado. Aunque no es un edificio, todo está tan abigarrado que realmente sientes que estas en un sitio cerrado. Las calles más anchas son las que unen las dos iglesias que hay en la plaza.


Cerca de la Capilla del Calvario, bajando por unas escaleras a la izquierda de la fachada, se llega a una zona del mercado en la que todo son carnicerías. Sin embargo, si uno se dirige a la derecha, poco a poco quedan atrás los puestos de recuerdos y de artesanía, para dar paso al mercado tradicional. Ese en el que se vende ropa, fruta o encurtidos. También en esa parte del mercado hay casas de comidas en las que comer algo sencillo, comprar fruta o probar las famosas tortillas tres tiempos que preparan sin parar las mujeres guatemaltecas.



Yo tuve que tomarme un respiro y sentarme a tomar algo fresco. Hubo un momento en el que este mercado me empezó a agobiar. Demasiado gente, poco espacio. Me sentía desorientada y torpe en medio de tanta gente que parecía salir de cualquier rincón. Me vino fenomenal encontrar un espacio más amplio con unas mesas y bancos, bebida fresca y pucheros con comida recién hecha. Ese rato de tranquilidad me hizo coger fuerzas para salir de allí y disfrutar de la parte abierta del mercado, de sus telas de colores y sus cinturones bordados.


Recordad que los días en los que el mercado tiene mayor actividad son los jueves y domingos. Esos días llegan a Chichicastenango aldeanos de otros pueblos. Caminan durante horas para ofrecer sus mercancías en el mercado.

Si decidís comprar algo recordar que tendréis que poner en práctica vuestro arte para regatear. Con paciencia conseguiréis un precio más ajustado que dejará contento al vendedor y al comprador. Por las calles del mercado veréis niños vendiendo pequeños recuerdos. Imanes, puntos de lectura, bolígrafos,… Yo me resistía a comprarles nada. Pensaba que esos niños debían estar jugando al balón o estudiando. Pero al final su insistencia me doblegó y terminé comprándoles algunas cosas que además me vendieron a un precio mucho más bajo que cualquier puesto del mercado.

Iglesia de Santo Tomás

Esta iglesia de un blanco inmaculado domina la plaza de Chichicastenango. Verla desde un perspectiva adecuada es imposible. Los puestos del mercado están tan cerca de su fachada que apenas queda espacio para verla completa y mucho menos hacer una foto en condiciones. Aún así, este templo es de visita obligada. Existen varias teorías sobre su construcción en 1540. Una de ellas afirma que el templo fue edificado sobre un sitio prehispánico.

La escalinata que sube a la iglesia tiene 18 gradas que representan los 18 meses del calendario maya. Nosotros visitamos la ciudad en domingo, día de misa y procesiones. Encontramos esa escalera llena de vendedores de flores cuyo aroma se mezclaba con el incienso prendido en un pequeño altar en la parte baja de la escalera. Eran uno metros llenos de actividad. Subir a lo más alto de la escalera fue como cruzar un laberinto. Cubos con flores, mujeres con su trajes mayas, niños jugando, fieles de rodillas rezando ante la iglesia,…

El interior de la iglesia me sorprendió por el contraste con el exterior. Toda la blancura de la fachada se tornó en negro tras cruzar su puerta. En el pasillo central de la nave vimos unas grandes piedras negras. En ellas los fieles dejan velas y más velas que recuerdan a sus antepasados. Muchos de ellos están enterrados bajo el suelo del templo. Delante de cada retablo también hay velas encendidas. Su humo, con el paso de los años, ha ido cubriendo de negro las pinturas, esculturas e incluso el techo.


Merece la pena abandonar el templo por una puerta a su derecha. Da acceso al patio de un monasterio dominico. Fue en este lugar donde se encontró la versión más antigua del Popol Vuh, una recopilación de narraciones míticas, legendarias e históricas del pueblo quiché. Ese original se encuentra actualmente en la Biblioteca Newberry de Chicago.

Capilla del Calvario

Al otro lado de la plaza se encuentra esta pequeña capilla. Tan blanca como la anterior iglesia, esta capilla tiene una pequeña plaza delante en la que de forma habitual se realizan ceremonias mayas. Para llegar a la capilla hay que subir una escalinata. Desde lo más alto se tiene un visión completa de la plaza. Cubierta de techos de hojalata y con la Iglesia de Santo Tomás al fondo.


Nosotros visitamos Chichicastenango poco antes de Semana Santa. La capilla, que guarda en su interior una imagen del Cristo Sepultado, estaba precedida de un techo de palma. El interior, de pequeñas dimensiones, tiene el suelo ennegrecido debido al humo de las velas que se colocan sobre él. Al igual que en Santo Tomás, entre las ofrendas que dejan los fieles en esta capilla se pueden ver botellas de licor, maíz y flores de intensos colores.

Cementerio Municipal

Abandonando la plaza por la 7ª Calle, se pasa por la parte del mercado dedicada a la venta de animales vivos. Allí hay jaulas con gallinas y cestas con perritos. Una pronunciada cuesta baja hasta el cementerio de Chichicastenango.

No había oído hablar de él. Pero como teníamos tiempo suficiente antes de que nuestro shuttle saliera hacia Panajachel decidimos acercarnos a visitarlo. Y es que mercados y cementerios son lugares que siempre que puedo me gusta visitar.

Os aseguro que el cementerio de Chichi es uno de esos lugares que consiguieron sorprenderme. Lo primero por sus sepulturas. Todas están pintadas de intensos colores. Da igual el tamaño y la forma de la tumba. No hay una sola que no tenga una cruz verde, azul o amarilla. Ni un solo panteón que no esté decorado con tonos llamativos. Me pareció muy singular y alegre. Nada que ver con los sobrios cementerios a los que estamos acostumbrados los europeos.

Preguntando sobre ese tema, nos dijeron que en Guatemala lo habitual es que cada familiar fabrique su propia tumba. Ellos se encargan de levantarla y de pintarla de nuevo cada vez que hace falta.

Otra de las cosas por las que me gustó visitar este cementerio fue por la oportunidad de vez ceremonias mayas. Repartidos en el terreno y rodeados de tumbas con cruces cristianas hay varios altares mayas. Una prueba más del sincretismo religioso de Chichicastenango. En esos altares es fácil ver a los mayas realizando alguna ceremonia. Llegan cargados con bolsas y cajas. Empiezan a colocar ordenadamente velas, chocolate, flores, incienso y otras ofrendas entre las que hay incluso latas de refrescos o tabaco. Una vez preparada lo que será una pira, se la prende fuego. El humo es una mezcla de aromas que sirve para hacer peticiones o agradecer los favores proporcionados.



Cuando abandonamos el cementerio coincidimos con un cortejo fúnebre. Varios hombre llevaban cuesta arriba un féretro y detrás de ellos decenas de mujeres y niños subían la cuesta que habíamos bajado hacia un rato. Llegado un momento el grupo se separó. Era imposible que el féretro llegara a la iglesia atravesando el mercado. Se fueron por una calle lateral y una hora más tarde les volvimos a ver llegar a Santo Tomás. Fue algo muy curioso. Ver aquel cortejo pasar entre puestos de alegres colores y toda la actividad de este inmenso mercado. 



Cómo llegar a Chichicastenango

Nosotros utilizamos para el trayecto entre Antigua y Chichi el servicio de un shuttle bus. Nos recogió en la puerta de nuestro hotel a las 7:30 de la mañana. Tras recoger a otros viajeros pusimos rumbo a nuestro destino. Hicimos una parada en el camino para ir al baño y tomar un café. Llegamos a Chichicastenango cerca de las 10:30. El aparcamiento para este tipo de vehículos está justo detrás del Hotel Santo Tomás, el más grande de la ciudad.

Fueron tres horas de viaje bastante entretenidas. Al ir subiendo y bajando montañas pudimos ver un precioso horizonte con varios de los volcanes de Guatemala. También pasamos algunos pueblos. Muchos no tenían ningún atractivo pero había desde muy temprano actividad en sus calles.

Este viaje se puede realizar todos los jueves y domingos. El resto de días de la semana no hay servicio compartido, por lo que no queda más remedio que recurrir a un transporte privado o a los «chicken bus». A mi estos autobuses no parecen ni cómodos ni seguros para viajes largos. Y menos si se va por rutas de montaña como la que une Antigua con Chichicastenango. Van a mucha velocidad y es raro que sufran accidentes.

El shuttle bus sale de regreso a Antigua y otros destinos a las dos de la tarde. Las algo más de tres horas que te dejan para recorrer Chichi son suficientes. Nosotros para continuar nuestro viaje por Guatemala no íbamos a regresar a Antigua. Íbamos a Panajachel, en el Lago Atitlán. Lo teníamos todo cerrado de antemano y el precio por persona del viaje Antigua-Chichicastenango-Panajachel fue de 22$.

Comer y beber en Chichicastenango

Ya os comentaba más arriba que dentro del mercado hay puestos de comida y bebida. En cualquier de ellos puedes comer algo y tomarte una cerveza más barata que en otros muchos lugares de Guatelama. Nosotros pagamos por una cerveza y una botella de agua 13 GTQ.

Si quieres parar en un lugar más tranquilo puedes ir al restaurante Las Brasas, al norte de la plaza. O para disfrutar del ambiente de un edificio colonial, al bar del Hotel Santo Tomás. Si quieres tomar un helado o un refresco, en la plaza a la derecha de la Capilla del Calvario hay un par de puestos que también ofrecen mesas a la sombra de los árboles.


Interesante! 

Chichicastenango Regional Museum



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